El tema del control es muy amplio y puede ser tratado desde muy diversas ópticas. Todos nosotros deseamos tener el control de nuestras vidas, y a todos nos atemoriza perderlo. Desde mi perspectiva, lo esencial consiste en saber distinguir sobre que SI tengo control y sobre que NO lo tengo.
Pretender controlar las acciones o pensamientos de los demás es absurdo. Ese es un territorio sobre el que no tenemos ningún control. Tampoco lo tenemos en los acontecimientos que forman parte de nuestra vida pero que son parte del riesgo de vivir: es decir, no puedo controlar el tránsito al que me voy a enfrentar por la mañana o el alza del precio de la gasolina.
Debemos vivir con la suficiente fuerza para saber que hay muchos factores que influyen en nuestra vida y sobre los cuáles no tenemos ningún control.
Hay un sólo terreno en el que sí tenemos el control: el de nuestros pensamientos y el de nuestras acciones. Ahí si que tenemos poder. Ahí si que podemos ser libres y elegir cuidadosamente.
Leí hace poco, en alguna publicación de tipo científico, que las personas que sienten que no tienen el control de sus vidas sufren severos daños en el sistema inmunológico y de ahí corren enormes riesgos en su salud.
Pero…¿cómo controlar nuestros pensamientos? ¿cómo ser los gobernantes de nuestro propio reino? porque es claro que quién tiene mayor calidad de vida es quién ha logrado tener un mayor control de sus pensamientos y lo que es más: las personas que logran mejores relaciones con los demás en sus vidas son aquellas que ejercen cierto dominio de sus emociones.
Lo primero es darme cuenta: estar atenta a lo que pienso y a lo que digo. Y si me descubro pensando equivocadamente, cortar y cambiar el rumbo.
Lo segundo es fortalecer a mi yo: un «yo» que es débil es básicamente aquel que es dominado por sus impulsos. Un «yo» fuerte es aquel que logra ejercer un cierto control sobre lo que sí puede controlar.
El «yo» se fortalece cuando se propone metas y las logra. Cuando es capaz de ejercer una cierta disciplina.
¿Tienes metas? es fundamental tenerlas y que estas sean generadas por mi y alcanzables por mi. Por ejemplo: hacer media hora de ejercicio al día, la persona con un «yo» débil encontrará mil pretextos para no cumplir con la tarea. La persona con un «yo» fuerte logrará llevar a cabo la tarea a pesar de los obstáculos.
Una de las situaciones que más favorecen el fortalecimiento del «yo» son aquellas en las cuáles las cosas no salen como deseamos y sin embargo logramos ejercer una buena actitud. Eso es ejercitar el «yo», en la logoterapia esto se conoce como el poder de oposición del Espíritu; no dejarse vencer, seguir en la lucha a pesar de los pesares.
El Espíritu puede ejercitarse, y sucede con éste lo que sucede con los músculos: si no se mueven, se atrofian.
Debemos ejercitar el hecho de ejercer control en nuestros pensamientos y en nuestras acciones, la satisfacción de saber que contamos con nosotros mismos es enorme, fundamental para nuestra autoestima.
Ser cada día, la mejor versión de mi misma.
HOLA MI QUERIDISIMA ROCIO! ME ENCANCO TU COMENTARIO DEL CONTROL DE NUESTRAS VIDAS, ES ALGO QUE HAY QUE EJERCITARLO TODOS LOS DIAS, PERO LO MARAVILLOSO QUE PUSISTE FUE QUE AUNQUE NO NOS SALGAN LAS COSAS COMO QUEREMOS, SIEMPRE CON UNA ACTITUD POSITIVA. TE FELICITO Y SIEMPRE APRENDO MUCHISISISIMO DE TI. BESOS