Una mujer que creyó en mi. Una psicóloga que aportó inmenso amor a todos los que la conocimos. Una mujer que creía en la cultura y la educación como base para una vida mejor.
Una esposa maravillosa, madre adorada, abuela entusiasta, amiga incondicional, compañera de vida.
Su huella, en Tulancingo y en el mundo será imposible borrar.
Con su firme creencia en la mujer trabajó por ellas y para ellas. Ningún encuentro con ella era estéril, muy al contrario.
Una parte de ti, mi querida Laura, se fue. Otra, la del amor, la entrega, la de tu sonrisa y tus deberes, esa se queda en mi para siempre. Nadie más me dirá Rociiiiito como tú. Creíste en mi, en el Instituto de Logoterapia, en que podía aportar algo a tu mundo. Y eso lo guardo por siempre y para siempre en mi corazón.
Laura, ejemplo en la vida y en la muerte.
Gracias por haberme permitido estar cerca de ti y por enseñarme, con tu adiós, tu fortaleza, tu aplomo, tu profundidad de espíritu, que nos acompañará siempre.
Rocio, no tuve el gusto de conocer a Laura, pero me encanto el sentimiento q albergas hacia ella y si asi te expresas de todas y cada una de tus amigas….te felicito porque tienes una manera pura y honesta para hacerlo.
Que Dios te bendiga