Los hermanos

En ocasiones, observamos familias en las que los hermanos o hermanas parecen no tener nada en común: sin embargo, los hermanos compartimos a los mismos padres y crecimos en la misma familia, con pocos años de diferencia. Y es incorrecto decir «la misma familia», porque en realidad cada hermano crece en una familia diferente: el momento económico de los padres, el momento emocional, el grado de felicidad de los padres, que será esencial para la infancia del hijo, el estilo para educar, todo va cambiando y es diferente ante el nacimiento de cada hijo.

Los padres no son los mismos y además el orden de nacimiento va a influir poderosamente en nuestro carácter. Nuestra identidad se crea en un contexto formado por los que ya estaban ahí antes que nosotros llegamos a la familia.

Es muy diferente nacer en una familia con dos adultos, a nacer en una familia con dos adultos y dos niños, por citar un ejemplo.

Creamos nuestro comportamiento social al relacionarnos con nuestros padres y nuestros hermanos. Lo habitual es que en la búsqueda del reconocimiento de nuestros padres, desarrollemos características que nos distingan de nuestros hermanos. Por esta y muchas otras razones nuestros hermanos influyen de modo decisivo en la formación de nuestra personalidad.

Son los testigos de nuestra niñez. Son nuestros complices en la infancia, y a veces nuestros detractores. Nos tienen celos y les tenemos celos. Y envidia. Todos los hijos competimos por tener un lugar en el reconocimiento de nuestros padres, lo que se traduce en competencia en la infancia. Al llegar a la vida adulta, toda vez que cada uno va madurando y construyendo una posición y un lugar en la vida, es probable que las rivalidades disminuyan o desaparezcan y entonces será el momento para encontrar un enorme placer en recordar anécdotas de la infancia y en apoyarse.

Podemos aprender mucho de nosotros mismos a traves de conocer las impresiones que nuestros hermanos tienen de nosotros. Comprender los sufrimientos que cada uno tuvo que vivir para crecer nos servirá para entender porque cada uno ha reaccionado como lo ha hecho en la vida, y entonces acercarnos a ellos.

La relación con nuestros hermanos puede enriquecer mucho nuestra vida: ninguna otra persona recordará con tanta precisión quiénes fuimos cuando niños, ni sabrá esos detalles tan esenciales de nuestros comienzos en ésta vida. Puede ser una gran relación: que nos dure lo que la vida, dependerá de nuestra madurez, de nuestra tolerancia, de nuestros valores y sobre todo, de nuestra actitud.

Publicado por Rocio Arocha

Dedico mi vida profesional al psicoanálisis individual y de pareja. Soy docente en las Maestrías en Psicoterapia General y de Niños y Adolescentes en la Asociación Psicoanálitica Mexicana y soy candidata a Doctora por la misma institución.

Un comentario en “Los hermanos

  1. He perdido dos hermanos, mi madre, mi padre… hoy considero que los hermanos son el mayor regalo que recibes en tu vida, los hermanos te ensenan a socializar, a jugar, a perdonar, a pedir perdon , a entender la envidia, los celos, a compartir lo que mas quieres, que son tus padres, y en mi caso, finalmente a verle el sentido al divorcio de tus padres… mis dos medios hermanos son un pequeno tesoro para mi. es tan provechoso para mi leer tu aportacion de esta semana, porque amplia la vision de mi ninez, mi adolescencia y confirma toda la riqueza que me dejaron para abrazar ahora…

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