Es muy delicado escribir sobre la muerte. Presento aquí un interesante punto de vista sobre lo que sucede en la viudez y lo hago con respeto y sabiendo que somos únicos e irrepetibles y que para cada quién su dolor es único.
Ante la pérdida de un ser amado se presentan cuatro tareas, según William Worden. Las tareas no tienen un tiempo definido, sino que para cada persona tomarán un tiempo diferente.
Tarea 1. Aceptar la pérdida
Sí la persona muere después de un proceso de dolor es mucho más fácil aceptar la pérdida. Sí es muerte repentina tomará más tiempo aceptarla. Sí es la pareja y nunca me sentí plenamente feliz con esa persona ya que se muere la persona y además la esperanza de haber llenado mis expectativas. Sí es suicidio toma mucho más tiempo.
Tarea 2. Vivir el dolor de la muerte
Permitir sentir las emociones de dolor, enojo, culpa, tristeza y soledad. Se deben honrar estas emociones: permitirnos sentirlas. Hablar de ellas. Buscar con quién hablar de estas emociones. No evadirse ni llenarse de actividades para no sentir, lo que curará será sentir el dolor.
Tarea 3. Aprender a vivir sin él o sin ella
Comenzar a funcionar como individuo y ya no como pareja. Resolver los asuntos de papeles, trámites, aspectos de la vida cotidiana. Reconocer que es una nueva etapa muy diferente y enfrentar los retos que conlleva.
Tarea 4. Admitir que ahora tienes un rol diferente.
Saber que eres viuda te conduce a tomar elecciones sobre que habilidades quieres adquirir, que estilo de vida quieres llevar, manejar la culpa de sentirte bien.
Estas cuatro tareas pueden compararse con las 4 estaciones del año. Pasan y se renuevan. Durante dos años es muy normal pasar por estas fases y sentir que nos quedaremos para siempre así. Pero no será así. Encontraremos consuelo. El espíritu no muere.