La soledad y su riqueza

En nuestra cultura hay un temor flotante a la soledad. Se le concibe cómo algo «malo», triste, negativo. Y en aras de evitarla a toda costa entablamos relaciones con personas que nos lastiman, que no pueden valorarnos o que incluso nos desprecian.

Escuché recientemente la historia de un hombre que decidió ceder en todo ante una mujer con tal de tener una pareja. Ella abusó de él jugando con sus sentimientos, vaya, le perdió todo el respeto. Cuando le pregunté a él ¿porqué permitiste todo esos abusos? me respondió que no tolera la soledad, que necesita urgentemente una pareja.

Estar solo es en realidad estar con uno mismo. Es escuchar nuestras angustias, nuestros miedos, nuestros pensamientos. Eso puede ser muy amenazante. Pero sí lo hacemos desde la perspectiva de darnos la oportunidad de convivir con esa persona (que somos nosotros mismos) y la vamos conociendo, queriendo, respetando, cuidando, nos daremos cuenta del inmenso valor que sí poseemos. En la soledad podemos aprender mucho. Podemos reflexionar sobre lo que sí queremos y sobre lo que ya no deseamos en nuestra vida.

En la soledad podemos leer, escuchar música, ordenar nuestras cosas, planear nuestros años venideros. En la soledad podemos enriquecer nuestra vida. Y tendremos mejores cualidades que ofrecer a los demás cuando estamos acompañados.

Aceptar que otra persona nos maltrate, por miedo a la soledad, o por cualquier otro motivo, es muy doloroso. Mucho más doloroso que el camino de aprendizaje de cómo convivir con nosotros mismos. La vida es un privilegio, difícil muchas veces, pero llena de belleza, si sabemos verla.

 

Publicado por Rocio Arocha

Dedico mi vida profesional al psicoanálisis individual y de pareja. Soy docente en las Maestrías en Psicoterapia General y de Niños y Adolescentes en la Asociación Psicoanálitica Mexicana y soy candidata a Doctora por la misma institución.

2 comentarios sobre “La soledad y su riqueza

  1. Rocío: que ciertas y sabias son tus reflexiones, muchas de las personas que nos quedamos «solas», caminamos por senderos muy difíciles, pasamos por la depresión, el enojo, la amargura, la hostilidad, el abandono y hasta la indiferencia con uno mismo, sentimos que nada vale la pena sin la compañia del otro, sin embargo es como una mirada al espejo, cuántas veces nos ponemos frente a él, pero no nos observamos, lo hacemos de manera rutinaria y tan aprisa que no nos damos cuenta del ser humano que tenemos enfrente, de sus cualidades, de sus bondades, nos cuesta trabajo identificar nuestras capacidades, pareciara que es más sencillo ver nuestros defectos y en ocasiones hasta nos devaluamos, sentimos que no somos merecedoras del respeto, del amor sincero, por eso cuando alguien llega a tu vida y te «seduce» con palabras dulces, caes en las redes de la manipulación. La clave es mirarte al espejo tal cual eres, con tus defectos y tus virtudes, con tus aciertos y tus fallas, aceptarte para iniciar una charla contigo misma, descubrir tus fortalezas, darte cuenta que te tienes a tí misma, ya sé que no es facil, pero tampoco imposible. A mí me sirvió observarme 5 minutos cada día, para darme cuenta de que en realidad las mujeres que decidimos quedarnos con la mejor compañia ( tú misma), somos las más valientes. Ahora me agrada lo que se refleja en mi espejo!!
    Gracias Rocío!! por que tus palabras son luz en mi camino.

    1. Hola Diana: Muchas gracias por tu comentario con el que estoy cien por ciento de acuerdo. Somos muy valientes y esos 5 minutos diarios para observarnos y cómo bien dices, charlar con nosotras mismas, son esenciales en la construcción del respeto a nuestra persona, que por cierto es con quién estaremos más tiempo en nuestra vida!! Un abrazo con mucho cariño, Rocío

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