Pobre de aquel que no tiene una familia. Pobre de aquel que ha despreciado, minimizado o devaluado a su familia de origen o a su hijos.
Nuestra familia de origen es el punto de referencia más esencial para entender nuestra personalidad. Nuestros padres que corrieron el mayor riesgo que se puede correr al traernos al mundo y brindarnos el cuidado que seguro nos dieron ya que estamos vivos y nuestros hermanos que son los testigos mejores de nuestra historia forman nuestra familia de origen. Esta familia nos da identidad. Nos sitúa en un lugar respecto al resto del mundo. Tomar lo que nos dieron y aprovecharlo es la única postura inteligente y desde luego la más valiosa. Con ese tesoro podremos construir lo mejor de nuestra familia nuclear, es decir, nuestros hijos y pareja. Honrarlos y respetarlos nos hará crecer.
Despreciarlos, minimizarlos e incluso negarlos evidencia pobreza intelectual y espiritual. De ahi venimos. Seguro no nos dieron todo lo que creíamos que merecíamos. Reconciliarse con lo que recibimos de ellos, incorporarlo a nuestra vida como un regalo, es una de las tareas fundamentales de la madurez.
Tus padres hicieron lo mejor que pudieron. Y eso era lo que había para ti.
Tus hermanos hacen lo mejor que pueden. Y eso es lo que hay para ti.
Tus hijos debieran enriquecerse con tu modo de recibir lo que tu familia de origen te ha dado. Ese círculo virtuoso es el que debe prevalecer.
Puedes despreciarlos, quejarte, rechazarlos, ignorarlos. Es la postura equivocada de quién en su soberbia y en su baja tolerancia a la frustración aun no ha entendido de que va la vida. Puedes permitir su abuso, si lo hay o aprovechar esa circunstancia para saber fijar limites y así relacionarte adecuadamente.
Puedes reconocerlos, honrarlos e integrar lo bueno que recibiste para ser agradecido con ellos. Aprender de lo que no te gustó, elaborarlo, entenderlo e interpretarlo adecuadamente para usarlo a tu favor, esa es la tarea. Entender que todo está ordenado y que te tocó nacer ahí justo porque es el mejor lugar para que tu llegues a ser la mejor versión de ti misma es esencial.
Agradece todo lo que tu familia te ha dado. Intégralo, respétalo. Tu familia es tu red. Es tu cobija y tu fuente principal de crecimiento. Es tu refugio y tu lugar mejor de aprendizaje. Es una tesoro de valor incalculable. Y como ocurre con todo tesoro, hay que saber cuidarlo para ser verdaderamente ricos.
Me encanta como escribes, mucha profundidad, con un cariño muy especial, y con mucha conciencia. Felicidades. Amiga mía. Dr. Alejandro E Baca Olea.
Dr. Alejandro E. Baca Olea
Alejandro:
Muchas gracias por tus palabras, son un estímulo necesario para mi.
Un abrazo de Rocío