La envidia es un sentimiento que todos los seres humanos compartimos. Unos somos conscientes de ella y otros no. Hay incluso quienes dicen jamás haber sentido envidia por alguien. Quienes así se expresan suelen ser los extranjeros de su propia psique. Y son los más peligrosos.
Cuando alguna característica de otra persona nos despierta envidia es muy recomendable admitirlo y reconocer que hemos descuidado alguna área de nuestra persona y que por ello nos confronta ver en el otro lo que yo no he podido conseguir. Tal vez hemos dejado de luchar por obtener aquello que nos está despertando la envidia.
Cuando es el otro quien siente envidia por algo que nosotros tenemos nos enfrentaremos al más temible de los enemigos, en especial si no reconoce que nos tiene envidia. Porque el que envidia desea destruir ese espejo que le refleja su carencia. En lugar de luchar por conquistar eso que le despierta la envidia, prefiere dañar a aquella persona que le recuerda su pobreza.
Mientras menos conscientes somos, hacemos más daño. Es importante reconocer que sentir envidia no es malo, lo que es malo es no saber como manejar ese sentimiento y proyectar el dolor que nos causa no tenerlo todo -por cierto, nadie lo tiene aunque el espejismo de la envidia así nos lo hace creer- y lastimar a esa otra persona.
muy cierto…. la envidia es un gran recurso para crecer si sabemos interpretarla.
muy buena como siempre tu reflexión….. gracias Rocío
Gracias como siempre Lulin, por tus comentarios que aprecio como oro. Te quiero mucho. Rocío