Una amiga te acompaña en los momentos más complejos de tu vida: cuando te casas, cuando te divorcias, cuando tu pareja se va con otra, cuando tienes hijos, cuando se van los hijos. Cuando estás enamorada y cuando no te calienta ni el sol.
Si no tienes amigas comienza hoy a cultivarlas. Escoge bien y cuídalas. Las relaciones nunca se quedan como están: o crecen o decrecen.
Una amiga te enseña aspectos de tu personalidad que desconoces. Una amiga te hace saber que vales la pena cuando otras personas te lastiman o te ofenden. Una amiga también te hace conocer tu lado sombrío.
Una amiga sabe escuchar tus historias de principio a fin y puede convertirse en tu mejor biógrafa. Una amiga se ríe contigo y quiere lo mejor para ti. Una amiga te quiere así, porque sí. Y ese amor es delicioso.
Yo tengo grandes amigas. Muy grandes en su corazón, en su personalidad, en su calidad humana. Mis amigas han sido mis testigos de vida, mis porristas, mis maestras: me han dado apoyo, compañía y mucho, muchísimo cariño. Además de diversión.
Yo creo que una amiga es un tesoro de valor incalculable. Yo soy millonaria en amigas. Así, el viaje de la vida es mucho más fácil. ¿Se puede ambicionar algo mejor?