Muchos de nosotros le tememos al conflicto. Creemos que si de un conflicto en una relación significa que no sabemos hacer las cosas bien o que somos incapaces. La verdad es que está implícito en cualquier relación, de amistad, profesional, de padres, de hermanos, de pareja. Y cuando el conflicto se maneja y se supera, la relación mejora.
Los conflictos tienen la finalidad de ayudarnos a conocernos mejor y conocer mejor al otro, de ahí que los conflictos sirven para fortalecer nuestras relaciones.
La convivencia es difícil. Cada quién tiene sus intereses, sus miedos, sus complejos. El éxito de una relación no consiste en no tener conflictos, consiste en aprender a manejarlos.
Para manejarlos los primero que debemos hacer es reconocerlos. Admitir lo que nos está molestando y después comunicarlo. Aquí es en donde entra la parte más difícil porque muchas veces no sabemos como expresarnos. Es importante no usar adjetivos para el otro y hablar desde un lugar de paz y de consideración hacia los sentimientos del otro. Decir, por ejemplo: «yo me siento enojada cuando tu no me avisas que no vas a llegar a cenar» es muy diferente a decir: «no te soporto porque eres un irresponsable y no me avisas». En el pedir está el dar. Y también ¿porque no? aprender a usar nuestro lenguaje no verbal para comunicarnos más efectivamente. El punto es no acumular. Si permites que se acumule el enojo, el rencor, el miedo y no lo comunicas la relación se contamina y a veces, resulta imposible limpiarla.
Gracias x tus mensajes tan pertinentes! Cómo has estado? Q dice la chamba? Cuándo nos vemos a comer? Para platicar sabroso!
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Hola Alicia, muchas gracias por tus comentarios, habrá que ponernos al día en la segunda quincena de agosto, te mando un fuerte abrazo
Ecelente!!!