Una de las fuentes de sufrimiento más estériles y destructivas que conozco es la de desear e intentar que el otro cambie.
Invertimos demasiado tiempo en lamentarnos porque esa persona no es como nosotros queremos que sea. No hace lo que nosotros pensamos que sería mejor o lo que nos gustaría que hiciera. No deja de hacer eso que tanto nos incomoda o nos molesta.
Utilizamos estrategias diversas: enojos, manipulaciones, chantajes, martirizarnos, reaccionar agresivamente. Sugerirle que vaya a terapia o que tome un curso o que lea determinado libro. Y el otro…sigue siendo como es.
No podemos cambiar a los otros. Apenas podemos aspirar a cambiarnos a nosotros mismos y eso sólo un poco y ese poco suele impactar mucho.
Aceptar al otro como es, con todo eso que nos gusta y todo eso que no nos gusta. Conocerlo, escucharlo, comprender sus motivaciones, su historia, la etapa de vida en la que se encuentra, sus miedos, eso si que es una buena empresa. Dejar ir la idea de que los demás tienen que ser y hacer lo que yo espero. Cada persona tiene mucho que enseñarnos. Si logramos respetar al otro y dejar de intentar cambiarlo, tendremos la oportunidad de aprender a amar.
Importante asumirlo como una decisión de todos los días más que como sólo conceptos que suenan bonitos. Gracias.
Totalmente de acuerdo, solo amalos que ya cambiaran cuando puedan o quieran hacerlo. Y te quedas o te vas tu decides si no puedes con lo que vives con tal o cual persona. Muchas gracias y un abrazo fuerte.