Hay momentos en los que nos sentimos muy preocupados. Y con razón. Las circunstancias que no podemos controlar pueden ser motivo de angustia y si nos dejamos llevar suelen rebasarnos. Si permitimos que eso ocurra generaremos caos y destrucción.
Ante la preocupación hay un solo remedio: la ocupación. De nada sirve imaginar escenarios negativos, alimentarnos de miedo, dejar de estar en el aquí y el ahora y perder la calma. Ocuparnos significa mejorar nuestro comportamiento y atender nuestros asuntos de la manera más cuidadosa que nos sea posible.
Podemos ocuparnos de lo que sí entra en nuestras posibilidades de cambio. Reflexionar en nuestros errores, dignificar a nuestro país y a nuestros compatriotas actuando honestamente, trabajando con dedicación, cuidando a nuestra gente. La paz y el bienestar comienzan dentro de cada casa, de cada centro de trabajo, en cada encuentro con otra persona.
Es nuestra responsabilidad reconocer en cada persona a un ser humano digno de respeto y darle ese trato que deseamos para nosotros. Ocupémonos en ser mejores seres humanos.
Gracias por tus reflexiones Rocío, siempre me aportan y enriquecen. Un fuerte abrazo!