Es tan difícil encontrar motivos para seguir adelante cuando duele el corazón. Y es que, a veces, la vida nos enfrenta a circunstancias que van más allá de lo que podemos controlar. Situaciones que nos asustan, que nos sorprenden, que nos amenazan.
Y es exactamente en esos momentos en los que tenemos que recurrir a nuestros mejores recursos: acompañarnos de las personas que nos quieren, hablar de nuestras preocupaciones con seres compasivos, agradecer lo que sí tenemos y lo que está bien, buscar consuelo en los pequeños pero grandes instantes de paz.
Contemplar lo bello de la vida, recurrir a la ternura, al arte que tanto puede ayudarnos y confiar… Confiar siempre en que lo bueno que hemos sembrado nos llevará a una buena cosecha.
Cuando duele el corazón es cuando resulta primordial recordar que no estamos solos, que somos seres humanos con errores y con compasión. Y confiar en que el sufrimiento siempre nos ayuda a ser más humildes, más solidarios, mas compasivos: más humanos.
Así es. . . cuando nos pasan las peores cosas es cuando tenemos que mostrar de qué material estamos hechos. . . Gracias. Un abrazo.
Rocio! Me encanta leerte!! Que padre escribes y que fácil es entender lomque quieres transmitir!!
Besos y gracias!!!
Ale.
Muchas gracias Alejandra. Me gusta que te guste leerme. Un abrazo
Buenisimo
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