«El único viaje del que no se vuelve con las manos vacías es el interior. En el interior no hay fronteras ni aranceles, se puede llegar hasta las estrellas más lejanas. O ir a lugares que ya no existen y visitar a personas que ya no están». Esta es sólo una de las tantas reflexiones del gran escritor Amos Oz, quién falleció ayer.
Su novela «Una historia de amor y oscuridad» me cambió para siempre la vida. Un hombre que vivió el suicidio de su amada madre. Un hijo único que creció entre libros. Un hombre profundamente sensible que dedicó tanto a la paz entre las personas y las naciones. Un alma ejemplar.
Su muerte: una pérdida para la humanidad. Su vida y su obra: un regalo precioso para quién sepa apreciarlo.
Responder a tu pregunta es muy difícil, pues nos encontraríamos en un grupo más allá de lo natural, pero mi pensamiento respecto a este personaje que hoy conozco de él, perdemos la parte fisica, pero se encumbra su valor como un ser que nos deja en la profundidad de nuestros corazones, una huella inborrable, que en complemento con la vida que hemos vivido, nos deja marcados con su pensamiénto y sus valiosas acciones, que lihacen único e irrepetible.
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