Este refrán se refiere a aquellas personas que no aprenden de las experiencias de los otros.
Cada vivencia tiene algo que enseñarnos y es fundamental aprender de lo malo y de lo bueno que nos pasa. Y es el mejor modo de elaborar nuestras experiencias.
Sin embargo, también podemos aprender de las experiencias de los demás. Eso nos ahorrará muchos sinsabores.
Nunca se sabe suficiente, nunca se es demasiado viejo como para dejar de aprender.
Escucha a los otros, pregunta, aprende de los otros. Cultiva la humildad y llegarás muy lejos.