A la mitad de la década de los 50’s ocurren un sin fin de cambios fisiológicos que nos avisan que la vejez se está acercando a pasos agigantados. Psíquicamente, la madurez debe ser el signo primordial. Para Clarisa Pínkola Estés es la Edad de la Elección.
Elegir el modo de ocupar nuestro único recurso no renovable: el tiempo. Ya sabemos que estamos más allá de la mitad de nuestra vida, que no queda un minuto que perder. Y perder el tiempo significa en mi opinión:
- Estar con personas que nos agreden, que no nos quieren, a las que les caemos mal.
- Discutir cuando ya sabemos que nuestro interlocutor no es capaz de escuchar, de reconocer, de admitir otros puntos de vista.
- Leer textos mal escritos, insulsos, violentos.
- Sostener conversaciones inútiles, superfluas, absurdas.
- Usar los recursos en banalidades que no reditúan.
- Descuidar nuestra salud, nuestros bienes, nuestras relaciones, los logros alcanzados.
- Rumiar una y otra vez acerca de lo negativo y dejarse atrapar en el enojo o la desesperación.
- Intentar cambiar lo que no se puede cambiar.
Aprender a vivir es un proceso muy largo: es urgente, a los 55, poner en práctica lo aprendido y seguir aprendiendo, tomando apuntes, repasando las lecciones, haciendo la tarea, estudiando acerca del enigma de estar vivos. Sin perder el tiempo, que queda poco. No vaya a ser que nos reprueben en el examen final.
Extraordinario articulo Rocio! Me encanto!
Saludos Maribel
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Como siempre mi queridísima Miss Una gran reflexión con sabiduría y enorme verdad ! Siempre te sigo con gran interés y entusiasmo LYANA
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