Aceptar la realidad en toda su dimensión cuesta trabajo. Muchos de nosotros preferimos negarla, al menos parcialmente. Una modalidad de la negación consiste en reconocer que algo sucede y actuar cómo si no fuese cierto. He observado personas que admiten tener un problema con su peso, por ejemplo, mientras saborean unas galletas con abundantes calorías. He escuchado discursos de personas que se jactan de tener mucho dinero y habilidad para generarlo cuando están llenos de deudas y no cumplen con sus compromisos más elementales. Me he descubierto a mi misma, justificando y racionalizando antes que admitir la verdad.
La verdad puede resultar muy dolorosa. Yo lo comparo a levantarse un día cualquiera y descubrir una humedad en la pared: tengo dos alternativas, una es pedir ayuda, buscar al experto que revise y en su caso arregle la situación aunque me cueste dinero, tiempo y energía y la otra alternativa es colocar un cuadro, un póster o una cortina que tape a la grieta. No es necesario tener mucho sentido común para entender que en la segunda opción, la humedad crecerá, corroerá al muro y éste eventualmente se caerá. Puede ser que tarde años, puede ser, incluso, que me muera y herede a mis hijos esa casa y a ellos se les caiga encima el muro que yo no tuve la valentía de encarar y arreglar.
La realidad y la percepción son los grandes enemigos de la negación.
No salimos ilesos por negar nuestra realidad. Al contrario: la agravamos.
Comienza por revisar cada área de tu vida con el mayor sentido de realidad que puedas. Teniendo a la verdad frente a tí, tienes al go con qué trabajar para subir un escalón en conciencia y enfrentar con valentía, lo que sea necesario.
Hola Rocio!! Totalmente de acuerdo, Por muy dolorosa que sea la realidad es mejor enfrentarla. Me encantan tus temas. TQM
como siempre Rocío me dejas un gran aprendizaje y mucho que pensar.