El perdón

Pedir perdón, perdonar.

¿Cuándo debemos pedir perdón? Cuando hemos faltado a nuestra palabra, cuando no hemos cumplido nuestras promesas, cuando sin intención hemos lastimado a otro ser humano.
¿Cómo pedirlo? La mejor manera de pedir perdón es explicando palabra por palabra el daño cometido y añadiendo un: «quiero asumir mi responsabilidad y lo lamento en verdad». Sí no lo lamentas, no pidas perdón.
No pidas perdones apresurados, vacíos, triviales. No digas a cada rato «perdón»:te devalúas, otorgas tu poder, cansas…

Pide perdón con el corazón en la mano, que tus palabras estén impregnadas de tu espíritu, que sea auténtico. Y recuerda que no basta con pedir perdón, muchas veces es insuficiente. Habrá que reparar el daño, en la medida de lo posible!. Y recuerda: el perdón se pide con independencia de la respuesta del otro.

¿Cuándo y cómo perdonar?
Sí te han lastimado y conservas la ira, el rencor, el resentimiento: puede ser que haya llegado el momento de decidir perdonar. Perdonar no significa permitir de nuevo el comportamiento abusivo. Perdonar no significa invitar a la persona de nuevo a tu vida o a tu casa. O tal vez sí. Depende del daño.

El perdón no es un acto de una sola sesión. El perdón es un proceso, el perdón es sobre todo una decisión. Decidir ya no cargar con el rencor que agota, que desgasta, que esclaviza. Decidir atribuir a mi misma la responsabilidad de tu bienestar y no hacer al otro, al que te ha hecho el daño, el responsable de tu paz.

Perdonar no significa abandonar la propia protección sino la frialdad. Perdonar significa empezar de nuevo con alegría, con energía, con optimismo.

Es recomendable apartarse primero. Darse un tiempo. Tomar distancia para tener una mejor perspectiva de la situación. Para ver más claramente, para comprender mi participación en los hechos. Bien dicen que «el rencor es un veneno que te tomas creyendo que le haces daño al otro»

Sí pudiéramos comprenderlo todo, perdonaríamos todo.

Perdonar es privilegio de personas inteligentes, que prefieren ser los protagonistas de su propia historia.

Perdonar del todo es casi imposible, perdonar en un 90% es excelente, un 75% de perdón con un 25% de «no sé si estoy segura» es buenísimo. Un 10% de perdón significa que acabas de empezar!!

Regálate perdonar. Sé libre y elige reducir el sufrimiento del mundo. Decide olvidar y repite para tí mismo: «te perdono y aprendo mi lección».

Te sentirás más saludable!!!

¿Qué es la logoterapia?

Con frecuencia me preguntan: ¿qué es la logoterapia? y de ahí que decidí escribir una respuesta que sea clara y oportuna.

La palabra «logos» es una palabra muy antigua, a la que se la han dado diferentes acepciones, para Viktor Frankl, el fundador de la logoterapia, significa sentido. La palabra terapia tiene origen griego y significa curar. Así que la logoterapia pretender curar a traves del sentido. La logoterapia es una escuela de psicoterapia que pretende ayudar al individuo a encontrar el sentido de su vida.

Dicho de otro modo, cuando creemos que nuestra vida no tiene sentido, estamos en posibilidad de enfermarnos psicológicamente. Esto a veces resulta complejo para entender porque sabemos que es normal que en ciertas circunstancias no logremos encontrar el sentido a lo que nos está ocurriendo. Por ejemplo: ante la muerte de un ser querido, ante la pérdida de la salud, ante la pérdida de un trabajo, y ante otros tipos de pérdidas, es normal que tengamos esa sensación de vacío existencial. Ese sentimiento que nos lleva a preguntarnos: ¿porqué a mi?, ¿que sentido tiene seguir esforzándome sí me pasa esto, que me duele tanto?.

De modo tal, que sí bien es normal sentirnos desolados ante ciertas pérdidas, lo que ya deja de ser normal es que lo sienta todo el tiempo y por demasiado tiempo, o lo que es peor, sin razón aparente. Es decir, que sin haber pasado por una pérdida, sienta que mi vida no tiene sentido.

Frankl escribe que la sola pregunta por el sentido de la vida es una demostración de que hay un sentido. Y claro, cuando todo nos va bien, no es común preguntarnos por el sentido de la vida. Cuando sufrimos es cuando empezamos a cuestionarnos por el sentido de la vida, y si no logramos encontrar respuestas, podemos llegar a la depresión, a las adicciones, y a otras conductas que son destructivas para nosotros y para los otros.

La logoterapia toma del filósofo Nietzche la conocida frase «Si puedo encontrar el para qué, puedo soportar cualquier cómo». O sea, cuando encuentro el sentido de una situación, logro vivirla sin desesperarme, por difícil que sea.

La logoterapia busca que la persona encuentre el sentido de lo que le sucede. Que la persona al preguntarse ¿para qué? encuentre respuestas. Normalmente, cuando miramos hacia el pasado entendemos que eso que nos sucedió, que en su momento fue tan doloroso, nos hizo crecer, aprender, ser mejores personas. Y he ahí el sentido de la experiencia vivida.

La logoterapia es una filosofía de vida porque propone entender a la vida cómo llena de sentido y supone interpretar los acontecimientos dentro de un orden con sentido. Además, para ésta escuela de psicoterapia, los seres humanos somos una mente, un cuerpo y un espíritu. Ese espíritu es incomprensible por la razón, pero es la parte más sabia, la que nos otorga dignidad y sabiduría para conocer el sentido de nuestras experiencias.

La logoterapia es también un método de prevención, porque cuando conocemos sus propuestas y vamos aprendiendo a buscar y encontrar el sentido de nuestras experiencias cotidianas, estamos ejercitando el valor de la actitud. Para los logoterapeutas, ejercer la actitud correcta ante las circunstancias y ser responsables de nuestras acciones, es el primer paso para vivir una vida con mayor sentido.

El Dr. Viktor Frankl, su fundador, fue prisionero en campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial. Sobrevive y escribe su primero de muchos libros: «El hombre en busca de sentido», en el que narra su experiencia y explica cómo creer que todo tenía un sentido es fundamental para no perder la esperanza.

Yo fundé un Instituto de Logoterapia que ofrece el Diplomado en Logoterapia, abierto a cualquier persona que quiera conocer ésta esperanzadora escuela y la Especialidad en logoterapia, para quiénes desean adquirir las herramientas para trabajar como logoterapeutas. Actualmente estamos en el D.F., en Guadalajara, en Ciudad Juárez y en Villahermosa, Tabasco. La página del Instituto es http://www.logoterapia.org.mx

Y les tengo una noticia:a partir tendré presencia, por medio de artículos, en una página excelente, que toca temas de salud con total profesionalismo, y me dará mucho gusto que la conozcas: http://www.salud180.com

La crisis de la mitad de la vida

Una crisis de la mitad de la vida se caracteriza por la aparición repentina de estados de ánimo atípicos. Se aparecen fantasías, emociones, sentimientos, ideas que antes no estaban. Se siente mucha angustia y desorientación. Normalmente las personas solemos justificar estos estados de ánimo atribuyéndolos a la pareja o al trabajo o a cualquier otra circunstancia externa objetivamente difícil, pero la verdad es que lo que está originando esta crisis no es sino un movimiento psíquico interno: un conflicto.

El conflicto es el aviso de que no estás siendo íntegro: tu actuación en el mundo está siendo limitada, actúas de una forma particular para evitar sentir el dolor, o actúas en base a lo que crees que los demás esperan de tí. En todo caso, estás limitando tu libertad. No estás desarrollando tu potencial y entonces proyectas en los otros, encuentras que muchas personas te disgustan, estás demasiado pendiente de los defectos de los demás. Solo cuando se están cumpliendo nuestras propias metas y sueños dejamos de estar tan atentos a cómo son los otros. Dejamos de criticar y proyectarnos porque estamos más ocupados en la tarea de conocernos y de ser nosotros. Mientras negamos la existencia de ciertos rasgos en nosotros, continuamos perpetuando el mito de que los demás tienen algo que nosotros no poseemos. Cuando admiramos a alguien estamos en la posibilidad de encontrar aspectos nuestros, y también cuando lo criticamos. Recuperar estas proyecciones parece ser el único camino.

El conflicto es la prueba de que hay necesidad de cambios. El conflicto es maravilloso porque nos está avisando sobre la necesidad de hacer contacto con nuestro inconsciente. Mientras más intenso es el conflicto mayor es la necesidad de restablecer una conexión vital entre la conciencia y la inconsciencia. Reconocer que somos eso que admiramos y eso que nos disgusta del otro es uno de los modos de conocer cuáles aspectos de nuestra personalidad están pugnando por salir a la luz y sólo así podremos resolver la crisis.

En realidad, cuando se vive la crisis de la mitad de la vida lo que está sucediendo internamente es el proceso de individuación, o al menos parte del mismo. Esto significa que los aspectos de mi personalidad que he rechazado en la primera mitad de mi vida están necesitando ser manifestados y de ahí la sensación de conflicto. Muchas mujeres y muchos hombres han sufrido ésta crisis y envidian a las personas aparentemente normales que parecen no tener conflictos.

La crisis de la mitad de la vida no es sino la invitación a un viaje que se llama auto descubrimiento. No podemos escapar fácilmente de esta obligación que significa conocernos a nosotros mismos. Y sólo tenemos dos alternativas ante los dolorosos síntomas de la crisis: ser partícipes conscientes y voluntarios de nuestro proceso de individuación o ser unas desconsoladas víctimas.

La crisis se parece a una noche oscura del alma, es una noche oscura con todas sus características. Hay aspectos nuestros no conocidos y no desarrollados. Quieren estar presentes en nuestras vidas. Están gritando desde lo profundo del inconsciente y se presentan en forma de síntomas.

La crisis nos indica que ha llegado el momento de dejar de engañarnos y comenzar a ser lo que estamos destinados a ser. Mientras no lo hagamos, la crisis no se resolverá.

Resoluciones filosóficas

Este momento del año es uno de los que alberga más esperanzas: las hojas del calendario están aún sin escribir, y mucho de lo que nos suceda dependerá de nuestras acciones, que es, por cierto, sobre lo único que tenemos control, y no totalmente. Mi lista de resoluciones para el nuevo año está inspirada algunos de mis filósofos favoritos, y he decidido compartirla contigo.

«Una vida que no reflexiona ni se examina a si misma no merece la pena vivirse» dijo Sócrates. Recurrir con más frecuencia al silencio, tomar cada día unos momentos para reflexionar sobre nuestras acciones, sobre las palabras dichas, sobre lo que más nos conviene hacer para estar mejor.

«El auténtico conocimiento debe ir más allá de la opinión» escribió Platón. Investigar, leer, informarse antes de emitir una opinión que pueda cerrarnos a posibilidades mejores de vida.

Seguir la fórmula para ser felices que propone Aristóteles: «adquirir la costumbre de actuar cómo es debido para elegir el mejor comportamiento por hábito». Hay modos buenos y modos malos de vivir, así, para comer, para ejercitarse, para trabajar, para relacionarse, hay comportamientos mucho mejores que otros. Sí logramos mejorar nuestros hábitos, estamos en condiciones de mejorar nuestra calidad de vida.

Diógenes dicta: «la sociedad no hace más que crearnos falsas necesidades que nos hacen vivir agobiados y sufriendo por no que conseguir lo que vemos lograr a otros» y de ahí propone dejar de desear bienes materiales si no han de enriquecer nuestro espíritu. No es una mala idea estar satisfechos con lo que tenemos y dejar de sufrir por objetos que no aportan nada esencial a nuestras vidas.

Epicuro insiste en que «los placeres naturalmente humanos más deliciosos son el conocimiento de las cosas y la amistad, especialmente si es con personas inteligentes y amables» así que fomentar la amistad con esos maravillosos seres con lo que podemos sostener una deliciosa conversación podría ser una de las resoluciones más beneficiosa, sin duda.

Tomás Moro escribe: «Soy el único que lleva la responsabilidad de mi propia alma» y cuánta razón en estas palabras. Seamos responsables de nosotros mismos, nadie puede actuar en nuestro lugar y somos los únicos que sufriremos las consecuencias de nuestras acciones.

«Nada puede ser más útil para un hombre que otro hombre» sentencia Spinoza. Así es: somos seres hechos para socializar, así que demos valor a lo que realmente lo tiene, las personas. Relacionarnos más profundamente, más íntegramente, apreciando el privilegio de poder estar cerca de otra persona, hará de nosotros mejores seres humanos.

«El arte nos distancia del mundo y lo representa, y la compasión que nos hace comprender los sufrimientos de los otros seres humanos» – escribe Schopenhauer – son los únicos dos caminos para una vida digna. Acercarnos, entonces, al arte y desarrollar nuestra compasión parecen ser caminos más que razonables para enriquecer nuestra existencia.

Leer más: nada como la lectura para ampliar nuestro mundo, para adquirir mejores criterios, para luchar contra la ignorancia que tanto sufrimiento provoca, para incrementar nuestra sensibilidad al incrementar nuestro vocabulario. Ya Wittgenstain, el filósofo austriaco lo expresó de éste modo: «Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo». El arte es un maravilloso camino para enriquecer la experiencia de estar vivo y es además un refugio fenomenal para cuando se está desanimado. Ahora bien, no leas cualquier cosa, la lectura alimenta al alma y es recomendable elegir lecturas nutritivas. Este año, habrá muchas recomendaciones de libros en mi sección para ello, y serán más detalladas!

He citado a los filósofos en orden cronológico, esto es una sencilla muestra de como la cultura es uno de los mejores caminos para aprender algo más del arte que es saber vivir.

Que este nuevo año que está apenas iniciando, logremos ser mejores personas y que en nuestro camino sembremos bondad, compasión, amor y mucha alegría.

Que tengas un proyecto definido y claro, y que lo concretes con mucho éxito.

Que cada vez que te encuentres frente a otro ser humano, seas consciente del privilegio que este encuentro encierra y actúes en consecuencia.

Honrar a la familia

Hay teorías sistémicas que enfatizan la importancia de «tomar a la familia», en el sentido de recibir, de aceptar, de incorporar, de reconocer, en una palabra, de honrar. Yo estoy muy de acuerdo con esas ideas.

Muchos malentendidos en conceptos psicológicos que se han permeado a la cultura popular hacen que algunas personas estén muy enojadas, con rencor, con sentimientos desagradables hacia algunos miembros de su familia.

Hay padres que abandonan, madres que manipulan, hermanos que envidian, hijos que lastiman. Si. Hay padres irresponsables, madres ausentes, padres-niños que necesitan más cariño del que pueden dar. Padres-niños que no han crecido lo suficiente cómo para poder dar. Hay de todo porque una familia está hecha de personas, y las personas somos imperfectas. Además de maravillosas. Además de que no somos productos terminados: estamos en proceso de construcción y a cada hora podemos ser diferentes de lo que fuimos antes. El medio ambiente, lo que leemos, lo que escuchamos, lo que pensamos: nos vamos transformando, y yo creo que casi siempre nos vamos haciendo mejores personas, porque crecemos, maduramos, entendemos.

Si te tocaron unos padres-niños seguro tienes carencias emocionales importantes. Construye dentro de ti a tu madre-adulta y a tu padre-adulto y olvida lo que no te dieron. Porque te dieron mucho más de lo que crees.

Amar a nuestra familia imperfecta es una decisión muy inteligente. Nos cuesta trabajo admitir el defecto del otro por temor a que nosotros lo tengamos también. No nos gusta la debilidad de nuestros padres porque quisiéramos que nos protegieran siempre. Nos asustan los problemas de nuestros familiares porque los necesitamos mucho.

Aceptar que aunque no me hayan dado lo que yo creía necesitar, sí me dieron mucho es una postura sabia. No estarías leyendo esto si tus padres no te hubieran cuidado en tu infancia. No serías quién eres sin tus hermanos, tíos, abuelos. Todos en tu familia han aportado a tu personalidad.

Quejarte, reclamarles, enojarte, son estrategias para no hacerte responsable de tu propia vida.

Si tienes más de 18 años: ya lo que te dieron y lo que no te dieron es un asunto sólo tuyo y de tu percepción, que por cierto, puede estar equivocada.

Decidete a amar a tu familia: toma la fuerza de tu linaje femenino y la fuerza de tu linaje masculino a través de tu madre y de tu padre. Toma la fuerza del mundo a través de ese pequeño gran universo que es tu familia.

Honra a tus padres, aprende de tus hermanos y medios hermanos, apoya a tus hijos. Reconoce a tu ex marido o a tu ex mujer. Observa las historias de tus tíos, primos, abuelos. Dale a cada persona de tu familia el reconocimiento que se merece, recibe lo que tienen para enseñarte. Reconoce, perdona, acepta: honrando a tu familia honrarás al mundo.

Y no te confundas: amar y honrar no significa permitir abusos de nadie. Ninguna persona de tu familia tiene el derecho de abusar de tí y tu no debes abusar de nadie. Pero con los debidos límites de tiempo, espacio y apertura, puedes honrar a cada uno.

Reconocer y valorar tus orígenes te dará una fuerza que en ningún consultorio vas a encontrar. Sanar tus heridas, con la medicina del reconocimiento y de la reconciliación, créeme, es una buena idea.

Honrar a los tuyos es honrarte a tí. En serio.

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