Para elegir una pareja tenemos motivaciones conscientes y motivaciones inconscientes. Las motivaciones conscientes son las que nos llamaron la atención de modo favorable desde el principio: por ejemplo que le guste el mismo deporte que a mi o un valor familiar con el que nos identificamos.
Las motivaciones inconscientes son aquellas de las que no nos damos cuenta y precisamente son las que más conflictos nos van a crear a la larga: puede ser que necesitemos a una «madre» o a un «padre» y pensemos que esa persona podrá representar ese papel. O puede ser que deseamos ser quiénes mandemos en la relación y por eso busquemos a una persona sumisa. Puede ser que en el fondo no desee enamorarme y entonces busque a una persona cuyas limitaciones me impidan precisamente enamorarme. Recuerda que «en la tienda del amor, compras con lo que te alcanza»
Es fundamental intentar ser lo más honestos que podamos con nosotros mismos para reconocer nuestras motivaciones porque de otro modo, culparemos a nuestra pareja por no darnos algo que es incapaz de dar. En el fondo, lo ideal es que estemos satisfechos con nosotros mismos, que seamos nuestros propios proveedores de seguridad, afecto, alegría y compañía, para no exigirle al otro lo que yo no soy capaz de hacer por mi.
Te invito a que me escuches en MVS 102.5 FM hoy, a las 9 de la noche, en el programa Conócete de Andrea Vargas y Adelaida Harrison, en el que estaremos profundizando en este interesante tema.
te felicito como siempre muy acertada!