Separación y autoestima

Ante la ruptura de una relación de pareja surgen diversas emociones dolorosas: nos sentimos desesperados, inadecuados, perdidos, solitarios, devaluados. Nos preocupa lo que nuestra familia y nuestros amigos pensarán de nosotros. Tememos dejar ir nuestras costumbres cotidianas. Nos preocupan nuestros hijos. Nos angustia nuestro futuro emocional y financiero. Lo peor de todo: nos sentimos mal con nosotros mismos: ¿que hice mal para que él ya no me quiera? ¿en qué me equivoqué?

Ante la separación estamos perdiendo contexto, historia y el sentido de identidad.

Es una etapa muy dolorosa. Y tendemos a culparnos a nosotros mismos perdiendo la perspectiva: hay muchas otras razones además de nuestras fallas. La tendencia natural es a sentir el final de una relación como una falla personal. Y esto nos lleva a una devastadora crisis de autoestima.

Las relaciones se terminan por muchos motivos más allá de nuestros errores. Se terminan porque las relaciones tienen ciclos. Se terminan porque uno de los dos cambió sus prioridades. Se terminan porque ya no están siendo enriquecedoras para los dos. Se terminan porque iniciaron mal. Hay muchos motivos. Terminar una relación es una gran oportunidad para crecer, para aprender, para conocernos mejor. Implica gran sufrimiento, sin duda, pero no olvidemos que el sufrimiento nos brinda humildad, empatía, espacio para pensar. El sufrimiento nos fortalece. Y si ya no nos enriquecía la relación ¿para qué prolongar la agonía?.

Lo fundamental es no quedarnos sólo en el territorio de la culpa. Hay que pasar al del aprendizaje, al de decirnos la verdad. Sólo la verdad respecto de lo que pasó logrará liberarnos del dolor. Separarse es iniciar una nueva etapa. El camino no es fácil pero depende de ti que tan interesante y productivo lo hagas.

Pensar mejor para estar mejor

Nuestros pensamientos inciden en nuestra percepción del mundo. Podemos elegir si damos cabida a pensamientos negativos o no.

Los pensamientos negativos se generan en nuestra mente a causa de malos hábitos: usar la imaginación para pensar en todo lo malo que puede ocurrirnos. Escuchar noticias sobre violencia y alimentarnos con esas terribles imágenes. Supones catástrofes imaginarias en nuestras vidas.

Hoy escribo aquí unas cuantas afirmaciones que nos pueden ayudar a «cortar» esas ideas aterradoras y que con sólo repetirlas unas cuantas veces pueden modificar nuestro estado de ánimo y ¿porqué no? nuestro futuro:

1. Escojo solo pensamientos que me hagan sentir saludable, feliz y abundante

2. Mi mente me permite reconocer el maravilloso milagro de mi cuerpo

3. Veo con amor mi pasado, mi presente y mi futuro

4. Escucho con amor lo que el otro quiere decir

5. Soy receptiva a lo todo lo bueno de la vida

6. Amo escuchar a mi ser y a mi intuición

7. Estoy atenta a lo que necesito y me lo proveo

8. Percibo la verdad de todas las situaciones y actúo conforme a ello

9. Confio en el proceso de la vida: tengo bienestar

10. Estoy aquí, ahora y estoy muy bien

Bienestar

Todos nosotros deseamos alcanzar el bienestar en nuestras vidas. He aquí una breve guía que puede ayudarnos:

1. Habla con la verdad: Especialmente contigo. No te mientas respecto de tu estado de salud, de tu situación financiera, del estado en que se encuentran tus relaciones con los demás. La honestidad es el punto de partida para mejorar, cambiar y solucionar una a una las situaciones no resueltas de tu vida.

2.Renuncia a lo que no pudo ser, a lo que no pudiste tener, a lo que no es. No vivas lamentándote y quejándote de lo que no tuviste. Lo que no es o no fue ya no tiene remedio. Contempla y registra lo que si tienes, lo que hay. Aprende a decir «esto es lo que hay» y con esto debo continuar.

3. Prioriza. En la vida de cada uno de nosotros hay unas cuantas cosas importantes y muchas otras que no lo son. Dale importancia a lo que sí es importante: tu salud, tus relaciones con los que amas, tu bienestar. Cuando te empieces a amargar o irritar ante algo pregúntate: ¿esto será importante dentro de 5 años? Si la respuesta es no, ejerce tu mejor actitud y déjalo pasar.

4. Cuídate. Nadie puede hacerlo por ti. Tu debes cuidar a tu cuerpo, a tu mente, a tus relaciones, a tu casa, a tu trabajo.  Come bien, ejercítate, cumple con tus promesas, sé íntegro y honesto. No te hagas de enemigos, sé amable con los que te sirven.

5.  Conserva sólo las relaciones que te nutran. Una señal de salud mental es cuando la persona identifica seres que pueden ser nutricios y los fomenta y conserva esas relaciones. Lo patológico es rodearse de seres que aporten cosas buenas a nuestra vida. Y los parásitos, los agresivos, las sanguijuelas, los prepotentes y otras alimañas: fuera!

6. Resuelve tus pendientes: si tienes deudas, págalas y deja de gastar estérilmente. Si no tienes tu testamento o tienes asuntos legales o de salud, si tienes que pedir un perdón: hazlo ya. Si tienes que expresar algo que te quema por dentro: hazlo ya. Cuanto más ligera viajes… más lejos llegarás.

7. Elimina la basura: cosas que no usas, ropa que no te pones, relaciones que te hacen daño, libros que no lees, papeles que ya no sirven. No tengas una sola cosa que no sirva: eso enferma y obstaculiza el fluir de tu vida. Menos es más.

8. Descansa y diviértete: todos los días planea como y cuando descansar. Ríe, diviértete, ten sentido del humor, aprende nuevas habilidades, interésate por aficiones, aprovecha tu tiempo, tu tiempo es tu vida.

9. Cumple con tus responsabilidades: si adquieres una responsabilidad cumple con ella. Se puntual, dale valor a tu palabra, no prometas lo que no podrás cumplir, no te comprometas a hacer lo que no quieres o no puedes. Sé íntegro y darás mucha calidad a tu vida.

10. Aprende a estar solo: ejercer la práctica de la soledad deliberada es uno de los más grandes regalos que puedes hacerte. Si aprendes a disfrutar tu compañía dependerás menos de los otros, tendrás oportunidades para pensar y saber mejor que quieres y a quién quieres, organizarás mejor tus ideas y tu vida.

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