¿Qué percibes del mundo?

«No vemos al mundo tal como es, vemos al mundo tal como somos». Indudablemente cada quién percibe del mundo lo que puede. Si adentro de tí hay odio, rencor, amargura, envidia, miedo o celos, eso es lo que percibirás afuera.

Si dentro tuyo hay paz, bienestar, perdón, compasión, misericordia y amor, eso es exactamente lo que verás afuera y con lo que te encontrarás.

Nuestra percepción del mundo es selectiva y el filtro es lo que nuestro corazón alberga.

Comienza a perdonar. En especial a ti misma, por lo que hayas hecho equivocadamente. Comienza a amarte más, que nada más tenemos esta vida y se pasa muy rápido. Empieza a sonreír frente al espejo y date una mirada cálida. Esta se va a multiplicar.

Escucha lo que hablas y date cuenta de los temas que eliges, de las noticias que escuchas, de lo que preguntas a los demás. Se cuidadosa, especialmente meticulosa con lo que dices. Y no permitas que entre a ti nada que sea malo, desagradable o miserable. No acumules odios. Llénate de agradecimiento y serás abundante en bienestar.

El regalo de la vida

La vida es un regalo. Se nos ha dado la oportunidad de vivir. Con muchas dificultades, sin duda. A cada uno nos tocan retos por demás complejos: el abandono en la infancia, la vivencia de experiencias muy dolorosas en la infancia. Las carencias económicas para unos, las emocionales para otros. El abuso sufrido por personas ignorantes. Los complejos de inferioridad, la verguenza tóxica, el miedo.

Relaciones en la adolescencia que nos pusieron en peligro. La ingesta de sustancias que nos hicieron daño. Un embarazo prematuro. Un aborto sin pensar. Un matrimonio equivocado. ¡Cuantas vivencias difíciles hemos tenido que enfrentar!

Pero… estamos vivos. Sobrevivimos. Aún ahora seguimos enfrentando dificultades, temores, angustias. Todo esto es cierto. Pero…estamos vivos. Y podemos perdonar y perdonarnos. Podemos aprender a decirnos la verdad. Podemos empezar de nuevo y ser mucho más responsables. Podemos ir a un análisis y revisar nuestros modos de enfrentar la vida y reconstruirnos. Podemos amar más. Y encontrar el amor. Depende de que queramos hacerlo. Debemos comprometernos con nosotros mismos. Nadie puede vivir mi vida por mi. Si yo entiendo el regalo de la vida y aprovecho cada instante, seguro, seguro descubriré el inmenso regalo que es la vida.

Ignora lo improductivo

Evitar, alejarse, ignorar lo que es improductivo o dañino es una de las acciones que mayor bienestar aporta a nuestra vida. Si sabemos elegir adecuadamente nuestras prioridades, seleccionar lo que deseamos que esté en nuestro espacio, en nuestra agenda, si no perdemos el tiempo inútilmente con estímulos indeseables, críticas superfluas, pensamientos negativos o actividades estériles y valoramos cada hora del día con profundidad, la calidad de cada momento será mejor.

¿Si hoy fuera tu último día de vida, cómo dispondrías de tu tiempo? ¿Cuántas cosas ignorarías para tomar sólo lo esencial?

Para reflexionar, copio de la biografía que Safranski escribió sobre el maravilloso autor de Fausto, el sensible artista Goethe, este párrafo: «Goethe adoptó como principio la máxima de acoger en sí tanto mundo como pudiera elaborar. Pasaba de largo ante aquello a lo que no podía dar de alguna manera una respuesta productiva; dicho de otro modo, tenía una admirable capacidad de ignorar.»

Sigue tus sueños

¿Que estudiar? En la consulta me encuentro con frecuencia con jóvenes que no tienen idea de que carrera elegir. Normalmente una crisis de vocación tiene que ver con una crisis de identidad. Al no saber quién soy tampoco sé a qué me quiero dedicar. Atrévete a soñar.

También escucho con frecuencia personas que dicen que soñaban con aprender francés, o estudiar una determinada carrera, o adquirir alguna habilidad como cocinar o tocar un instrumento musical. Todos tenemos sueños.

No los seguimos por desidia, por miedo, por creer que no seremos capaces de aprender o sentir que no lo merecemos. Yo creo que nunca es tarde. Soy una ferviente partidaria de apoyar a que en cualquier edad y casi en cualquier situación económica es posible ir aprendiendo aquello que nos hace más felices. ¡Escribe esa novela, toca la guitarra, aprende a cantar o a bailar! Todos tenemos algo que decir, algo que expresar, algo que aportar al mundo.

No te quedes con las ganas…tenemos una vida y si hacemos lo que más nos gusta y nos atrevemos a estudiar sobre lo que nos apasiona, seremos más felices y esa es justamente la tarea. Mientras más satisfecho estás con tu vida, menos lastimas a los demás.

Hijos que no crecen

Es frecuente observar que en ciertas familias hay algún hijo que ya pasa de los 40 años y sigue viviendo en casa de sus padres y depende emocional y económicamente de ellos.

Los motivos pueden ser muchos: alguna dificultad orgánica, alguna lesión que impide la autonomía, una incapacidad para adquirir un trabajo que permita la autonomía. Cuando la situación no está relacionada con la enfermedad es cuando resulta prioritario cuestionarse:

¿El hijo no se va porque depende de uno de los padres y hace una función de pareja, en cierto sentido, de su padre o de su madre?

¿El hijo no se va porque es el medio de comunicación entre los padres y entonces intuye que de irse la unión de los padres terminará por disolverse?

¿El hijo no se va porque teme que al amar a otra persona que no pertenece a la familia está traicionando a alguno de sus padres?

¿El hijo, simplemente, está cómodo y prefiere no esforzarse?

El logro más importante de una crianza se llama autonomía. Ser autónomo significa ser capaces de generar el dinero suficiente para mantenernos a nosotros mismos, lo que implica tener la capacidad de llevar a cabo un trabajo que nos brinde la posibilidad de vivir con dignidad.

Muchos de nosotros sobreprotegemos a los hijos, para que no se vayan. Para no enfrentarnos con nuestra pareja o con nuestra soledad. Y al hacerlo, los estamos despojando de la oportunidad de saber quiénes son, de establecer vínculos de amor, de tener una familia propia, un trabajo que nos permita expresarnos en el mundo: una vida propia. Todos tenemos derecho a ella.

 

Diseña un sitio como este con WordPress.com
Comenzar