Es muy lamentable para mi observar como algunos jóvenes no sienten el menor respeto por sus mayores. Yo lo aprendí de niña y me parece una de las herencias mejores que tengo. Una persona de mayor edad que la nuestra merece nuestro respeto sólo por eso, por que ha permanecido más tiempo que nosotros en este mundo.
Sé que habrá quiénes no estén de acuerdo. El respeto debe ser para todos: niños, adolescentes, jóvenes, maduros y ancianos. Es cierto.
En otros tiempos, cuando una persona estaba frente a un anciano le hablaba de usted, lo ayudaba a cruzar la calle, le cedía el asiento en el autobús. Esto es: sentía en automático un respeto especial por esa persona que ha perdido facultades y que no camina tan rápido o no sabe como enviar un correo electrónico.
Vivimos en el mundo de la prisa, de la eficacia tecnológica, de la rapidez. Y lo lento nos asusta porque nos confronta con nuestra existencia.Pero vamos a llegar a ese momento en el que las piernas no nos respondan y la vista se canse. Eso si llegamos. Y se nos olvidarán cosas, y dependeremos de quiénes nos echen la mano. Y sentiremos profunda tristeza si nuestros hijos no quieren escucharnos o usan (groseramente) su teléfono durante los 20 minutos que nos visitan.
Tenemos mucho que aprender de nuestros viejos. Y mucho que agradecerles. Ser compasivos, dejar nuestra absurda soberbia de lado y ser amables con ellos hablará de nuestra grandeza.